MARCO TEÓRICO DE LA ENTREVISTA
OBJETIVO
Distinguir los
distintos enfoques teóricos en
que se conceptualiza
la entrevista
TEMARIO
2.1. TEORÍA PSICOANALÍTICA
2.2. ANÁLISIS TRANSACCIONAL
2.3. TEORÍA CONDUCTISTA
2.4. TEORÍA DE LA NO DIRECTIVIDAD
2.5. TEORÍAS MOTIVACIONALES
INTRODUCCIÓN
Corrían
los finales del siglo XIX cuando el médico vienes Sigmund Freud se percató que algunos
de los síntomas de sus pacientes parecían tener origen en eventos del pasado. Este
hecho le permitió crear la teoría psicoanalítica que recibe su nombre de la técnica
acuñada como psicoanálisis.
En
el psicoanálisis Freud sugería que la mayor parte de los llamados síntomas neuróticos
tenían su origen en sucesos que, aunque fuera de la conciencia, ubicados en el
inconsciente, intentaban alcanzar la conciencia; esos acontecimientos se habían
originado en hechos traumáticos de la infancia. Una característica de estos casos
traumáticos, pensaba Freud, consistía en la dificultad para recordarlos.
Esta
dificultad le sugirió la existencia de un lugar donde se depositaban todos los sucesos
de los que no tenemos conciencia. Freud lo llamó el inconsciente y con él sugirió
una estructuración de la personalidad, que después llamaría tópica, de topos, lugar.
Esta estructuración proponía la existencia de tres estados de conciencia: el consciente,
donde ubicamos los fenómenos psíquicos de los que nos percatamos; el preconsciente,
estado entre la vigilia y la inconsciencia, y el inconsciente, depósito de los impulsos
primitivos y de aquellas cosas de las que no estamos conscientes.
El
estudio del inconsciente es clave en la teoría psicoanalítica, “el inconsciente
contiene pulsiones instintivas: anhelos infantiles, deseos, demandas y necesidades
que están ocultos a la conciencia debidos a los conflictos y dolor que causarían
si fuera parte de nuestras vidas cotidianas”.
De
aquí parte la afirmación clave de la teoría psicoanalítica, todo lo que
hacemos,
lo hacemos por alguna razón, ya sea que estemos conscientes de ello o no. Así, de
acuerdo a Freud, la exploración del inconsciente le permite al experto entender
la causa de la mayoría de las conductas humanas.
De
la noción del inconsciente, la teoría freudiana parte para la creación
de
lo que Freud
llama estructura de la personalidad; ésta se
encuentra integrada por tres
elementos distintos que interactúan
entre sí de manera dinámica: el ello, el yo y el superyó.
El
ello es la parte primitiva, anárquica e innata de la personalidad, de ella se desprenden
las otras dos estructuras; cuyo propósito es reducir o eliminar la tensión creada
por los impulsos primitivos, también llamadas pulsiones, los cuales se relacionan
con el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos irracionales. Estos impulsos
son, según esta teoría, el origen de toda motivación humana. Reciben energía de
lo que Freud llamo él líbido o energía psíquica. El ello funciona a través del llamado
principio del placer, buscando siempre la satisfacción de sus deseos de la manera
más inmediata posible.
Sin
embargo, la realidad impone restricciones a los deseos de las personas, impidiendo
la satisfacción de éstos. En consecuencia a lo anterior, las personas desarrollan
el segundo componente de la personalidad: el yo.
El
yo negocia entre los deseos del ello y las restricciones de la realidad. El yo
funciona en consecuencia al principio de la realidad, que acota los deseos del individuo
con la intención de permitir la adaptación del individuo a la sociedad y el desarrollo
de la seguridad en el sujeto.
El
yo es el ejecutivo de la personalidad: toma decisiones, controla las acciones y
permite el pensamiento y la solución de problemas de orden superior a las que
puede lograr el ello. Al mismo tiempo, el yo es la sede de las capacidades cognitivas
superiores, como la inteligencia, la reflexión, el pensamiento y el
aprendizaje”.
La
última instancia de la personalidad en la teoría freudiana es el superyó, es la
estructura ulterior de la personalidad en desarrollarse y representa la visión
moral de la sociedad en que el individuo se desarrolla. Esta visión moral es transmitida
al niño a través de las acciones, restricciones y normas de los padres, la familia
y los maestros del niño, y se integra a éste durante el proceso de socialización
y educación del menor.
De
esta manera, el sujeto desarrolla una visión del bien y el mal que se integrará
a sus principios morales. El superyó tiene dos instancias: la conciencia y el yo
ideal. La conciencia funciona como un restrictor de acciones incorrectas, mientras
que el yo ideal es una guía a un comportamiento más ético.
Tanto
el ello como el superyó funcionan a través de exigencias acerca del comportamiento
del individuo. Ambos actúan de modo poco adecuado a la realidad del hombre. “Por
tanto, el yo debe equilibrar, mediante concesiones, las exigencias del superyó y
las del ello, permitiéndole a la persona, por consiguiente, resistirse a la obtención
de parte de la gratificación perseguida por el ello, al mismo tiempo vigila al
moralista superyó para que no impida que la
persona obtenga
alguna gratificación”.
Freud
también ofreció una perspectiva de desarrollo de la personalidad. Su visión
incluye un desarrollo por etapas bien estructuradas e identificables. La importancia
de esta visión estriba en su explicación de cómo las dificultades experimentadas
en cada etapa de desarrollo pueden permitirnos el entender las características de
la personalidad de cada persona.
Estas
etapas están estructuradas en una secuencia invariable inscrita en el siguiente
orden: etapa oral (del nacimiento hasta aproximadamente los 18 meses de edad), etapa
anal (de los 18 meses a los tres años), etapa fálica (de los tres hasta los cinco
o seis años de edad), etapa de latencia (de los cinco o seis años de edad hasta
la adolescencia), etapa genital (de la adolescencia hasta
la etapa adulta).
La
etapa oral se caracteriza por el énfasis de la boca del bebé como centro del placer,
enfocándose en cómo el bebé explora todo a través de la boca. En esta etapa el niño
depende casi totalmente de los padres, y sus experiencias –gratificantes o frustrantes–
marcan el desarrollo posterior.
La
etapa anal tiene su énfasis en el proceso de control de los esfínteres, en el
proceso de expulsar o retener las heces fecales. También es la etapa donde
el
menor empieza a conocer las restricciones morales de la sociedad y aprende
La
etapa fálica marca el inicio de la exploración y manipulación de los genitales como
fuente de placer. Esta etapa está caracterizada por uno de los elementos más importantes
para la teoría freudiana: el complejo de Edipo, consistente en el “interés sexual
de un niño por su progenitor del sexo opuesto, que se resuelve por lo general por
medio de la identificación con el progenitor
del
mismo sexo”. En esta etapa los niños desarrollan a su vez el conocimiento
sobre
los géneros y lo que la sociedad considera correcto y esperable tanto para hombres
como para mujeres.
La
etapa de latencia se distingue por el adormecimiento del interés sexual en los niños y se destaca por las
experiencias derivadas de la escolarización.
La
etapa genital, de acuerdo a Freud, se identifica por el interés en el comportamiento
sexual maduro y la búsqueda de la pareja.
Es importante recalcar que los esfuerzos de Freud de crear una teoría de la personalidad son derivados de un problema de tipo más práctico
que encontró en su práctica terapéutica, el problema
de la ansiedad de los
pacientes. La ansiedad es un intenso
y negativo sentimiento con características parecidas al miedo que se experimenta
como una señal de peligro para el yo.
Freud
pensaba que para manejar esta ansiedad en el proceso de desarrollo, el yo creaba
una serie de mecanismos para manejarla y les llamó mecanismos de defensa; que abordaremos
con mayor amplitud en el próximo capítulo.
La
teoría psicoanalítica, amén de ser quizá la primera gran teoría psicológica, colaboró
grandemente al desarrollo de la psicología en lo general y de la entrevista en particular.
Sus principios acerca de la motivación inconsciente, de las resistencias, de las
transferencias y de los mecanismos de defensa son elementos imprescindibles para
el desarrollo de las habilidades para entrevistar.
Del
mismo modo su
método terapéutico, la asociación
libre, es.Este método surge como consecuencia de la experimentación
del mismo Freud. Originalmente usó la hipnosis como método terapéutico, lo cual
le permitió percatarse de que, al recordar ciertos sucesos traumáticos en su vida
y hablar de ello durante el trance hipnótico (porque despiertos no los recordaban),
los pacientes tenían una mejora temporal; a esta forma de tratamiento le llamó método
catártico, o como le sugirió un paciente, cura por la palabra.
Sin
embargo, no todos los pacientes le permitían trabajar con la hipnosis, y se percató
que el alivio era temporal en los que sí lo permitían. Ante est, se le ocurrió
que si hablaban libremente de sus vidas acostados en un diván y contando todo lo
que aparecía en su mente, asociado con sus síntomas sin oponerle resistencia a sus
pensamientos, entonces tendría mejores resultados que con la hipnosis. Llamó a este
método asociación libre.
Dentro de este método el trabajo del entrevistador
consiste en permitir la asociación libre del entrevistado,
analizar sus sueños y sus errores verbales; descubrir las relaciones de resistencia
y transferencia (de las que hablaremos en el próximo capítulo), y sobre todo interpretar
el comportamiento del paciente en relación a su significado y su pasado. Es decir,
como el paciente adulto satisface sus necesidades infantiles, aunque no tenga consciencia
de ello, se manifiestan en los síntomas que le aquejan.
Cuando el paciente toma consciencia de todos estos elementos, tiene
una profunda reflexión y un aprendizaje racional
y emocional que une su
presente con su pasado y le permite, con las capacidades racionales adultas, entender, aceptar y enfrentar aquellos sentimientos a los que no se pudo
enfrentar de niño porque no era capaz. A este proceso se le conoce como
insight, la palabra significa literalmente ver
a hacia adentro, es un tipo de aprendizaje que implica una profunda introspección. Tal concepto, al igual que muchos de
esta teoría, es de
uso
común en
toda la psicología.
Sin embargo, el trabajo terapéutico no se limita sólo a obtener insights. La
parte más importante consiste en desarrollar en el paciente, basándose en los insights (formas más sanas de ver y vivir la realidad) y fomentando laComo se puede ver, la técnica psicoanalítica basada en esta cura por la palabra implica el uso diestro
de un tipo particular de entrevista donde se analizan los siguientes aspectos:
1. Organización cognoscitiva
y prueba
de
la realidad.
2.
Funcionamiento intelectual.
3.
La naturaleza de
la ansiedad.
4.
Impulso y
control.
5.
Sistema
de
mecanismos de defensa.
6.
Resistencias.
7.
Reacciones transferenciales.
8.
Identidad y conducta en las relaciones interpersonales.
2.2. ANÁLISIS TRANSACCIONAL
Derivada originalmente de la teoría psicodinámica y del humanismo, la teoría
del análisis transaccional emergió en Estados Unidos
a la mitad del siglo XX, producto del trabajo de Eric Berne, médico psiquiatra,
originalmente formado en
el psicoanálisis como alumno
de Erik Erickson.
A diferencia del psicoanálisis, Berne postuló que todos nacemos en un estado perfecto y que son nuestras decisiones lo que nos autolimita. Asimismo, afirmó que nacemos con un potencial de desarrollo y que son las limitaciones internas (que nosotros decidimos) las que nos llevan a la infelicidad. Sin embargo, esta visión menciona que todos tenemos la posibilidad de cambiar y dirigirnos
hacia la autonomía.
De
este modo, las metas del análisis transaccional son: la identificación consciente
de las ideas acerca de lo que me pasa o sucede, la espontaneidad y interpersonales
y el juicio ético. Para la consecución de estas metas el método propuesto por Berne,
es una entrevista abierta y no dirigida.
Su visión de la estructura de la personalidad no difiere mucho de la de Freud, pero se distingue en interacción de las estructuras. Al igual que Freud, Berne
propone una estructura dividida en
tres como parte del yo:
a. Padre, una estructura que hace las veces del superyó en la teoría
psicodinámica, contiene las actitudes y el comportamiento incorporados
de procedencia externa. Esta estructura representa la imagen infantil que el sujeto
tiene de su madre o su padre
y del comportamiento de estos, sus
ideas, creencias y comportamiento moral. Por tanto, un sujeto dominado por el padre
tiende a comportarse
de acuerdo a
estas imágenes
paternas.
b. Adulto,
quien representa al yo de la teoría freudiana, en el que la persona aprecia la
realidad presente de forma objetiva, con un sentido adecuado, de forma organizada,
apreciando objetivamente lo que le rodea, calculando las posibilidades y las probabilidades
sobre la base de su experiencia y conocimientos.
c. Niño, quien representa al ello de la teoría psicoanalítica, contiene todos los impulsos naturales a la vez que las grabaciones de sus primeras experiencias,
de cómo respondió a ellas y de las posiciones que adoptó con relación a él mismo y a los demás; o de otro modo, es la parte de la persona que siente piensa, actúa, habla y responde igual que lo hacía él o ella cuando
era un niño o una niña de cierta
edad.
Estos tres elementos tienen características
semejantes a las ya mencionadas en la visión de
Freud.
La teoría transaccional está relacionada con el establecimiento de contratos entre
el terapeuta y el cliente, con transacciones que se establecen
entre el entrevistador
y el entrevistado, siguiendo los patrones de la teoría
humanista. Son acuerdos entre dos personas expertas, una en psicología y otra en
sí mismo. Estas transacciones se establecen entre las distintas estructuras del
yo establecidas por la teoría, lo que implica un trabajo muy activo por parte
2.3. TEORÍA CONDUCTISTA
Una postura teórica nacida a inicios
del siglo XX representó la crítica más fuerte contra
las teorías de origen psicodinámico, como la de Freud, acusándola de poco científica
y subjetiva; esta
teoría fue la conductista.
La teoría conductista o del aprendizaje tiene su origen en la filosofía positivista desarrollada por el sociólogo francés Augusto Comte, quien
predicaba la necesidad de enfocar las disciplinas sociales hacia la rigurosidad de la ciencia objetiva, basada en la medición y experimentación de los fenómenos. Cualquier objeto de estudio que no
fuera susceptible de ser medido
y contado debía excluirse
del campo de
estudio de
la ciencia.
Una primera aproximación de las teorías del aprendizaje proviene del trabajo del fisiólogo ruso Ivan Pavlov, en su estudio de los reflejos condicionados -su famoso experimento con el perro que salivaba es ya legendario-. En este mismo grupo de trabajo pueden inscribirse los trabajos de Thorndike
y sus tres leyes del aprendizaje. Con todo, fue el trabajo del norteamericano Watson el que le dio nombre a este paradigma teórico: el conductismo.
Pavlov descubrió en sus experimentos que las respuestas fisiológicas pueden asimilarse, ya que un organismo aprende a responder ante un estímulo
neutro que no evoca esa respuesta. Además del condicionamiento clásico, Pavlov legó a la psicología sus descubrimientos acerca de la extinción de conductas, de la
generalización y la discriminación de las
mismas.
Por su parte Thorndike enunció las
tres leyes del aprendizaje: a) ley
de la
preparación, es más fácil un aprendizaje cuando el organismo
está listo para él; ley del ejercicio, es más fácil aprender algo entre más se ejercita; y c) ley del efecto, es más
fácil
repetir una conducta cuando tiene efectos gratificantes para el individuo. Con ella se sientan las bases para el concepto de reforzamiento.
En 1913, John Watson publicó un
artículo llamado “La psicología como la
ve
un conductista”, donde describía su visión de cómo debía ser la psicología; se
concebía como una rama de las ciencias naturales que debía emplear el
método
experimenta y debía
saber
cómo predecir y controlar
la conducta. Por lo tanto, el conductista
debe estudiar las respuestas en todos los animales, incluyendo
al
hombre mismo,
sin distinciones.
Además, así como no podemos ver el alma, tampoco podemos ver la
conciencia, y si no se puede localizar o medir algo, entonces eso no puede ser
objeto de un estudio científico. En consecuencia, para el conductismo, la
psicología sólo era el estudio de la conducta observable y medible y nada más.
La publicación de este artículo da
nacimiento al
conductismo.
Las principales características
de este enfoque,
de acuerdo a Feldman (2002) ,son:
1.
Se centra en las
conductas observables directamente.
2.
La conducta está controlada por el ambiente.
3. El
objetivo de estudio es
la conducta del organismo individual y el enfoque metodológico es
el análisis experimental
de la conducta.
4. Las
técnicas basadas en este enfoque son
las de
condicionamiento
operante.
5. El
campo de aplicación
de
este enfoque es muy amplio
pero se pueden destacar dos
áreas preferentes: a) el tratamiento
de personas con capacidades
cognitivas limitadas y b) la modificación
de ambientes
sociales o institucionales.
6. El
tratamiento debe
evaluarse tanto en
lo experimental
como en lo
clínico
y lo social.
De todas las teorías conductistas sobresale una por sus aplicaciones al estudio del comportamiento humano, la teoría de condicionamiento operante de
Skinner. Esta teoría se basa en el estudio de los refuerzos en el ambiente que crean o modifican la conducta; ganó rápidamente reconocimiento, sobre todo por la practicidad de sus ideas
y aplicación.
Los
esfuerzos
basados en
esta postura
teórica tenían como meta mejorar el comportamiento humano a través de “incrementar la frecuencia de los
comportamientos deseables y disminuir la frecuencia de los indeseables”.31
Esta modificación se realiza a través de reforzamientos o castigos. Un
reforzamiento es entendido por esta perspectiva como un estímulo que incrementa la probabilidad de que se repetirá un comportamiento precedente; un castigo es entonces cualquier estímulo desagradable o doloroso que
disminuye la posibilidad
de
que un comportamiento
precedente
se repita.
Esta
teoría incluye una multitud de técnicas como el moldeamiento, el reforzamiento positivo
y negativo y los programas de razón e intervalo.
En
este entorno teórico, la entrevista tiene la finalidad de identificar la ocurrencia
de los comportamientos a modificar, de establecer su frecuencia y de distinguir
los reforzamientos que le permiten la repetición; el entrevistador en este caso
tiene un papel muy activo registrando estos elementos con la
finalidad de implantar un programa de modificación de la conducta que sea eficaz y eficiente.
Una
aportación más reciente a esta teoría la compone la versión cognitivo conductual
de Bandura, quien demostró que “una parte importante del aprendizaje humano se
basa en el aprendizaje observacional, al que define como el aprendizaje a través
de la observación del comportamiento de otra persona, al que llama modelo”
Con
base en las afirmaciones de Feldman (2002), las características fundamentales de
esta orientación son los siguientes:
La
regulación de la conducta depende de tres sistemas: a) los estímulos externos que
afectan a la conducta., b) las consecuencias de la conducta y c) los procesos cognitivos
mediacionales.
La
influencia del medio sobre el sujeto está afectada por los procesos cognitivos
que determinan la percepción o interpretación de aquél y/o variables del sujeto.
El
énfasis en el constructo de auto eficacia, que se refiere a los juicios personales
acerca de la propia capacidad para realizar la conducta necesaria para obtener
un resultado deseado33.
El
énfasis en la autorregulación y autocontrol.
El
énfasis de esta corriente de pensamiento en la imitación de las conductas socialmente
exitosas por parte de los sujetos añade un elemento más a las premisas de la teoría
del aprendizaje.
Tal enfoque pone relevancia en la observación de los sujetos durante el proceso
de entrevista, con el fin de determinar los reforzamientos con los que
los sujetos responden mejor y cuáles
son los estímulos que desatan ciertas
conductas, tal información será pertinente para la toma de decisiones de
cualquier proceso de
intervención
psicopedagógica.
Una de las tesis de este enfoque es que las conductas de un sujeto
pueden entenderse en términos de los acontecimientos que le anteceden. Por tanto, para el estudio de la conducta y para hacer posible cualquier
procedimiento de cambio de la misma es necesario definir de
forma operativa la
totalidad
del sujeto.
En
este
contexto, la entrevista conductual identifica
y define un problema, para después establecer cuáles serán las conductas objetivo de una posible
modificación. También indaga las variables que son antecedentes y consecuentes del problema para luego establecer un plan de acción y verificar si sus resultados son los adecuados, o en todo caso, hacer las modificaciones
pertinentes en dicho plan
y lograr
los resultados esperados.
Toda entrevista de
origen
conductual tiene
tres objetivos:
- Identificar las relaciones funcionales entre los diferentes problemas
del cliente.
-
Explicar las causas de esos problemas
conductuales.
-
Predecir las
respuestas del paciente
ante situaciones futuras.
Sin embargo, los especialistas en entrevista conductual especifican que se debe intentar identificar a lo largo de la entrevista:
-
Todos los
problemas que tiene el cliente (variables dependientes).
- Antecedentes
personales
y
antecedentes consecuentes (variables
independientes).
-
Inicio de
cada
uno
de ellos (factores precipitantes).
-
Historia
del desarrollo de los mismos.
-
Factores que predisponen el desarrollo.
Asimismo, la observación directa
conductual consiste
en el registro de las respuestas observables del individuo por uno o varias personas,
de esta manera pueden controlarse mejor la cantidad y calidad de los comportamientos
o los productos derivados. Esto incluye datos basados en las frecuencias y
deben contarse el número de veces que tiene lugar una conducta durante un periodo de observación determinado.
También puede desarrollarse mediante el registro de acontecimiento de la conducta, cuándo ocurre, así como su intensidad y frecuencia, o a través del registro de intervalos, cuando la conducta se presenta determinado número de veces
de un
periodo controlado de observación.
Los contenidos que deben incluirse en los informes de una entrevista conductual, de manera general son:
-
Ficha de identificación.
-
Descripción del problema o motivo
de
la consulta.
-
Análisis
motivacional.
-
Análisis del
desarrollo.
-
Descripción biológica e
historia médica.
-
Descripción sociológica.
-
Descripción conductual.
-
Análisis
del autocontrol.
-
Autoimagen.
-
Autodirección.
-
Descripción de las relaciones sociales.
2.4. TEORÍA DE LA NO DIRECTIVIDAD
Además del psicoanálisis y las teorías conductistas existe otro grupo de teorías en psicología que han despertado el interés de los seguidores de esta
disciplina, llamada también “la tercera fuerza”, por lo que recibe el nombre de
psicología humanista.
La psicología humanista tiene como exponentes a los autores Maslow,
Frank y Rogers, autor de
las teorías de la autorrealización y la
no directividad.
Con la influencia de las filosofías fenomenológicas y existencialistas de
los años 50 y 60 de Estados Unidos,
la psicología humanista se centra en
temas como existir,
ser y yo.
Sus ideas principales se centran en que los seres humanos nacen libres y
mantienen una búsqueda perpetua de un equilibrio de sí mismos. Este ser
humano está influido no por la realidad o las experiencias pasadas, sino por su percepción del mundo, y su conducta corresponde específicamente a esta percepción particular y subjetiva. Por tanto, si el psicólogo quiere explicar la
conducta deberá tratar de comprender los fenómenos de la experiencia
subjetiva.
Para entender esto y aplicarlo a los seres humanos, los filósofos
fenomenológicos decían que, por ejemplo, para entender la melancolía se
pueden hacer dos cosas: estudiar objetivamente a la persona, colocándola
imaginariamente en un porta objetos para ver y registrar sus pensamientos,
deseos y acciones, tratando lo más posible de alejarse para no contaminar con las
ideas lo que se observa. Esta es la visión que se basa en la postura
epistemológica del positivismo.
Sin
embargo, si se desea obtener una comprensión más holística, se hade tratar de ver
la melancolía a partir de la propia melancolía del entrevistador;postura hermenéutica
que podemos encontrar en terapias Gestalt, entrevistas a profundidad y en la investigación
etnográfica.
Basado
en esta perspectiva, Rogers no le dio importancia al inconsciente como en el psicoanálisis,
ni a los procesos de aprendizaje como el conductismo. Creía que en las personas
había una fuerza propia hacia el crecimiento y desarrollo personal, como pasa en
todos los seres vivos, en las plantas y animales, pero que ese proceso puede bloquearse
cuando no se le permite a la persona desarrollarse plenamente.
Entonces,
lo que hace el ser humano es esconderse bajo máscaras y no ser él quien desarrolla
todas sus potencialidades. Y así como el ave nació para volar, como está marcado
por sus genes y no puede dejar de serlo o se destruiría a sí misma, el logro de
la identidad personal en el ser humano es llegar a ser, de forma única e irrepetible,
lo que está llamado a ser por sus historia personal y por la cultura en que vive.
Los
enfoques humanistas de la personalidad destacan la bondad básica de los seres
humanos, así como su tendencia a crecer para lograr niveles más altos de
funcionamiento. Es esta capacidad consciente y automotivada para cambiar y
mejorar, junto a los impulsos creativos únicos de la persona, lo que constituye
el núcleo de la personalidad.
He
aquí el meollo del asunto, cómo determinar dentro de esta visión subjetiva y personal
los datos que nos permitan acceder al mundo privado de una persona. Rogers pensaba
que era posible a través de la entrevista, pero no de cualquiera, sino de una entrevista
abierta y no directiva, entendiendo por no directiva aquella donde el entrevistador
cede el control de la entrevista al sujeto.
Para
validar este tipo de conocimiento podemos seguir varios caminos: preguntar al otro
por su experiencia, observar sus gestos y su modo de reaccionar y, sobre todo,
crear un clima empático entre los dos, permitiendo que se revele el marco de referencia
interno:el campo fenomenológico del otro.
Consecuentemente
lo que debe hacer el psicoterapeuta humanista es facilitar el proceso de crecimiento
de las personas mediante las siguientes actitudes básicas: manifestarles un interés
incondicional y desinteresado por su persona; ser congruente con ellas entre lo
que piensa, siente y lo que hace; manifestarles empatía, es decir, ver la realidad
desde el punto de vista, desde la perspectiva del otro, y finalmente manifestar
respeto a la manera en que el otro ve, experimenta y quiere conducir su vida.
En
otras palabras, el papel del terapeuta consiste en acompañar al otro en su proceso
de búsqueda personal de significado, más que enseñarle cosas o guiarlo como lo haría
el terapeuta psicoanalista, o entrenarlo o capacitarlo, como lo haría el terapeuta
conductista.
El
primer punto que enfatiza Rogers es el concepto de la no directividad. Esto supone
que el sujeto tiene en su interior la respuesta a todos sus problemas, de modo
que el entrevistador o terapeuta, no debe dirigir la
entrevista, sino limitarse a eliminar los obstáculos que no le permiten al entrevistado identificar las formas de resolver sus problemas. Debe enfatizarse
que
ésta es una entrevista centrada en la libertad del
sujeto.
El
segundo elemento central de esta visión se encuentra en la relación empática. Es
decir el entrevistador debe ser capaz de sentir lo mismo que experimenta el sujeto
de tal manera que sea capaz de reflejar lo que le están expresando a fin de que
el sujeto identifique en su reflejo, tanto las causas de su comportamiento como
sus soluciones.
La
última de las claves en la visión humanista se encuentra en la aceptación incondicional.
Rogers menciona que el entrevistador debe ser capaz de evitar los juicios, las clasificaciones
y las valoraciones del cliente, con tal de transmitir la aceptación total por parte
del entrevistador al entrevistado.
TEORÍAS
MOTIVACIONALES
Ninguno
de los grandes logros de la sociedad humana hubiera sido posible sin el impulso
invisible que ha inspirado el esfuerzo humano. A este impulso invisible que nos
guía a la consecución de una meta, sin importar las adversidades que tengamos que
superar, le llamamos motivación.
“La
motivación se refiere a los factores que dirigen y activan el comportamiento de
los seres humanos”35. Uno de los temas recurrentes en psicología se refiere a averiguar
cuáles son los motivos que inspiran los actos humanos, desde los más simples hasta
los más extraordinarios. Dichos motivos pueden ser tan elementales como comer,
beber o descansar; o tan complejos como dedicar años a la realización de un sueño.
Ahora
bien, la motivación puede dividirse en dos tipos, que se clasifican en función del
lugar donde se encuentra la satisfacción de nuestros motivos. Estos dos tipos son
la motivación intrínseca y la extrínseca.
Se
le llama motivación intrínseca a la que surge de factores como los intereses o
la curiosidad, es decir, de la tendencia natural a buscar y superar desafíos
cuando se trata de intereses personales y de ejercer las capacidades. Cuando se
tiene esta motivación no necesitamos incentivos ni castigos porque la actividad
es gratificante en sí misma. En cambio, si hacemos algo para obtener una
calificación, evitar un castigo, agradar al profesor o por cualquier otra razón
que tenga muy poco que ver con la misma tarea, experimentamos motivación
extrínseca.
Resulta
muy difícil ubicar si un sujeto tiene una motivación intrínseca o extrínseca; la
forma más sencilla sería ubicar la razón que tiene para actuar o no actuar, lo que
llamamos el locus de control.
No
existe una teoría de la motivación, tenemos por lo tanto varios enfoques teóricos
que se han dedicado a explicar las razones por las cuales nos comportamos de determinada
manera. Realizaremos entonces una breve revisión de algunos enfoques teóricos referidos
al tema de la motivación humana. Existen muchas teorías sobre la motivación, aquí
abordaremos las seis más generalmente aceptadas, a saber:
1.
Teorías conductuales de la motivación.
Los
conductistas utilizan conceptos como “recompensa” e “incentivo” para explicar la
motivación. Una recompensa o reforzamiento, es un objeto o acontecimiento atractivo
que aparece como consecuencia de una determinada conducta. Un incentivo es un objeto
o acontecimiento que alienta o desalienta la conducta. Si se nos refuerza de manera
sistemática por realizar determinadas conductas, adquiriremos hábitos o tendencias
a comportarnos de ciertas
maneras.
Ofrecer
puntos, estrellas y cosas similares por aprender -o sanciones por la mala conducta-
es una tentativa por motivar a los alumnos con los medios extrínsecos de los incentivos,
las recompensas y los castigos. Así la comprensión de la motivación del estudiante
empieza con el estudio minucioso de los reforzadores y castigos con las que se modifica
la conducta en el hogar y la escuela del sujeto, así como, su historia de aprendizaje..
2. Teorías de aprendizaje social de la motivación.
Son
integraciones de la corriente conductual y cognoscitiva. Toman en consideración
tanto la atracción del conductismo por los efectos o resultados de la conducta,
como el interés cognoscitivista por el impacto de opiniones e interpretaciones
del individuo. Muchas explicaciones importantes del aprendizaje social
pueden caracterizarse como teorías de expectativas por valor, que consideran que la motivación es el producto de dos fuerzas importantes, la
expectativa del individuo
de alcanzar
una
meta y el valor
que le asigna.
En
otras palabras, ¿puedo triunfar si me esfuerzo? y ¿de triunfar, el resultado valdrá
la pena para mí? La motivación es el producto de estas dos fuerzas en virtud de
que si alguna de ellas es igual a cero, no habrá motivación hacia esa meta.
Teorías
cognitivas de la motivación.
Los
teóricos cognoscitivos creen que el comportamiento está determinado por el pensamiento
y no únicamente por el reforzamiento o el castigo recibidos. A la conducta la inician
y regulan planes. Una de las suposiciones centrales de esta corriente es que la
gente no responde a acontecimientos externos o condiciones físicas como el hambre,
sino la interpretación que se hace de los mismos.
Las
teorías cognoscitivas consideran que las personas son entes activos e inquisitivos,
en búsqueda continua de los conocimientos que les permitan resolver problemas de
interés personal.. Asimismo consideran que nuestra motivación es afectada por nuestras
creencias y atribuciones.
Una
variante de las teorías cognitivas es la teoría de la atribución, ella enarbola
que las motivaciones son afectadas por las creencias que se tienen acerca de nuestro
propio éxito y eficacia, es decir, si se cree que se es capaz y exitoso, se es
más ambicioso y audaz en las metas y acciones que se propongan; por el contrario,
si se consideran poco capaces se tenderá a arriesgar e intentar lo menos posible.
Teorías de la motivación inconsciente.
Sigmund
Freud estableció que dos tercios de las motivaciones humanas se sitúan por
debajo de la conciencia. Esto significa que la mayoría de las conductas humanas
están motivadas por razones que son totalmente desconocidas para la conciencia.
Freud afirmaba que la motivación humana consciente era la punta del iceberg,
del que sólo aparece en la superficie una pequeña fracción.
Para
la psicología dinámica todo aquel que pretenda conocer las razones de la motivación
debe tomar en cuenta las razones inconscientes. Estas causas inconscientes están
relacionadas con los conflictos emocionales no resueltos y su dinámica con el aparato
psíquico, esto es, con los conflictos entre el yo, el ello y el superyó.
Teorías socioculturales de la motivación.
Esta
teoría resalta la importancia del punto de vista, la identidad y las relaciones
interpersonales de las comunidades en donde se encuentra el individuo. Dicho de
otro modo, las ideas acerca de lo que importa en la comunidad donde se encuentra
impulsan o inhiben el esfuerzo de las personas en la consecución de sus metas. Si
en una comunidad se valoran cierto tipo de logros, entonces los integrantes de esa
comunidad tenderán a buscar con más empeño conseguirlos.
Teorías
humanistas de la motivación.
Las
interpretaciones humanistas de la motivación acentúan las fuentes intrínsecas como
las necesidades de autorrealización40. En este sentido, sugieren que existe un orden
claramente definidos en el que los individuos tratan de satisfacer sus necesidades.
Cuando
un sujeto se encuentra en una situación en la que aparecen varias necesidades simultáneamente,
trata de satisfacer primero las de nivel más básico, hasta que las necesidades
más básicas no han sido satisfechas, el individuo no está consciente de la existencia
de las otras necesidades en los niveles superiores.
Estas
teorías tienen en común la idea de que existe en los seres humanos una necesidad
innata de desarrollar su potencial, de autorealizarse. De ahí, que motivar de acuerdo
a esta tendencia signifique cultivar en los estudiantes sus recursos internos
-su sentido de competencia, autoestima, autonomía y autorrealización-. El ejemplo más claro de esta corriente es la
teoría de Abraham Maslow sobre la jerarquía de necesidades. La teoría es la
siguiente:
a)
Necesidades fisiológicas:
comida, bebida, protección
del clima.
b)
Necesidades
de seguridad: protección, orden y estabilidad familiar.
c) Necesidades de
pertenencia
y
amor:
amor,
afiliación
grupal y aceptación personal.
d) Necesidades de autoestima: respeto, prestigio, reputación y posición
social.
e) Necesidades de
realización: logro de los objetivos
personales,
ambiciones y talento.
Cuando
las personas completan en su mayoría un nivel de necesidades pasan a estar motivadas
para completar el siguiente nivel (con ciertas excepciones, como la del artista
hambriento o la huelga de hambre). Una misma
conducta puede satisfacer varios niveles de necesidades (por ejemplo, la conducta
sexual).
Además,
los cuatro primeros niveles se caracterizan por la motivación del déficit, es decir,
por buscar reducir una tensión producida por una ausencia; se trata de conducta
dirigida a metas concretas. Sin embargo, el último nivel se caracteriza por la motivación
del crecimiento, que nunca termina de saciarse del todo, y la conducta está orientada
al proceso de ser más que a la meta, aunque ello conlleve el aumento de la tensión.
Maslow
llamó necesidades de deficiencia a las que ocupan los cuatro niveles inferiores.
A las que ocupan los tres niveles superiores las denominó necesidades del ser. Uno
de los grandes aciertos de esta teoría es darnos una visión más integral del mundo
de la motivación humana.
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